jueves, 30 de julio de 2015

El miedo como arma de control social


En un escenario post-11S no es de extrañar que en Hollywood pronto apareciesen películas que diseccionasen la nueva situación del país y, por tanto, del mundo. Tan sólo tres años después, Shyamalan supo ver de forma lúcida el panorama que se avecinaba.

Tras los fatídicos atentados del World Trade Center el discurso político norteamericano se empapó del asunto sobre la necesidad de atacar antes de ser atacado; las llamadas guerras preventivas. En los medios se sembró el miedo, cosa que claro, no fue demasiado complicada después de las imágenes retransmitidas en directo en todo el mundo el 11 de Septiembre de 2001.

En esta película se nos presenta una pequeña aldea de aspecto decimonónico cuyos habitantes viven aterrados por las criaturas que pueblan los bosques que la rodean. Están dominados por el terror y deben seguir unas pautas de comportamiento en relación con ello.

Esta no es una película de miedo, sino sobre el miedo en contraposición al amor. Y como tal no tenemos que compartir el miedo de los personajes, sino simplemente comprenderlo.








Es por ello que algunos de los momentos en los que los personajes están más aterrados son, al mismo tiempo, los que se impregnan de más romanticismo. Basta recordar la escena en la cual los seres del bosque llegan al pueblo y todos deben refugiarse en sus casas lo antes posible. Esa escena en la que Ivy (Bryce Dallas Howard) desafía lo establecido y mientras le ordenan que cierre la puerta ella espera con el brazo extendido hasta que llegue Lucius (Joaquin Phoenix) y bajen cogidos de la mano al sótano (primer momento de contacto físico entre los protagonistas). 









Al mismo tiempo se presenta el amor inmaduro en los personajes de la hermana de Ivy y Noah (Adrien Brody) y los peligros que este puede ocasionar.

En su huida de los horrores del mundo, los mayores, han creado una farsa de terror aunque con ello se arriesgasen a sacrificar el amor.  Las nobles intenciones, a veces, no son suficientes (o como dijo Albert Camus "la buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad").Y no es hasta que surgen verdaderos problemas en la aldea cuando se dan cuenta de ello.


En este sentido Shyamalan nos dice que no se puede controlar a la gente por medio del terror, que la salvación no será para aquellos que acepten el terror y se sometan voluntariamente, ni para aquellos que ignoren sus peligros, sino que lo único que nos puede salvar del miedo es el amor.