lunes, 21 de septiembre de 2015

El despertar sexual del hombre araña

"Pero les aseguro que ésta, como cualquier historia interesante, se trata de una chica."

La primera entrega del Spider-Man de Sam Raimi tiene un subtexto sexual bastante marcado. Esto se construye en dos escenas clave y se trata del paso a la edad adulta del protagonista, de inseguro a poderoso.

Peter Parker, fotógrafo amateur, saca unas instantáneas de Mary Jane mientras esta posa para él, en actitud juguetona y sonriéndole. Vuelve a casa en un estado febril consciente de lo que alberga su carrete; una colección de fotos privadas de su vecina, la chica que desea, a la que hasta ese momento sólo se ha tenido que conformar con observar furtivamente desde su ventana.

Al día siguiente, sorprendido, explora su cuerpo y descubre los primeros cambios que en este se han producido. Cuando su tía le pregunta si ha notado algún cambio, él contesta que "un gran cambio" mientras mira hacia sus genitales.


Más tarde, al regresar a su habitación tras haber descubierto que puede segregar una sustancia blanquecina de las palmas de sus manos, juega y perfecciona este poder.

Pero las referencias no se quedan ahí, sino que se extienden a lo largo de la película. Cuando Peter consigue trabajo en el periódico tiene una conversación con la chica de su redacción en la que ella mira fijamente como su cámara le cuelga al nivel de la cintura a modo de símbolo fálico.


Cuando se encuentra a Mary Jane por la calle, ésta le hace una especie de striptease o exhibición, abriéndose la gabardina y exponiendo así la verdad sobre ella; no se trata de una actriz, sino de una camarera de cafetería.

 Y así con otra gran cantidad de detalles.



Al final, y aunque pueda parecer que la trama romántica de la película es bastante floja, lo cierto es que captura esa trivialidad de las relaciones entre adolescentes y el subtexto le da un interés especial vertebrando todas las decisiones que toma el protagonistas y sus consecuencias; desde sus imprudencias del principio que terminan en la muerte de su tío Ben hasta la asunción final de las últimas palabras de éste: "Un gran poder conlleva un gran responsabilidad".