martes, 23 de julio de 2019

El caso Alcàsser y el Gran Otro


En su libro El acoso de las fantasías, Slavoj Zizek estudia como construimos la realidad a partir de pequeñas ficciones.
En este sentido, y usando las teorías lacanianas del Otro, dedica un buen número de páginas a analizar la verdadera naturaleza de las teorías de la conspiración, para nada subversiva, sino que funcionan como máximo apoyo al poder. Pues la conspiración real es hacernos creer que somos víctimas de fuerzas impenetrables, en un mundo fuera de nuestro control y en el que la acción política es inútil.

"La verdadera conspiración del Poder yace dentro de la noción misma de conspiración, en la noción de alguna agencia misteriosa que "manipula los hilos” y que dirige efectivamente el espectáculo, es decir, es la noción de que detrás del poder público visible hay otra estructura obscena de poder, "loca” e invisible. Esta otra ley, oculta, desempeña el papel de "el Otro del Otro” en el sentido lacaniano, la parte de la metagarantía de la consistencia del gran Otro (el orden simbólico que regula la vida social). La ”teoría de la conspiración” proporciona una garantía de que el campo del gran Otro no es una inconsistente fachada: su premisa básica es que, detrás del Amo público (quien es, desde luego, un impostor), hay un Amo oculto que mantiene, efectivamente, todo bajo control."

La reciente miniserie documental de Netflix sobre el caso Alcasser es un buen ejemplo de cómo van creciendo estas teorías. Y así, sus criticados últimos minutos en los que se hace un alegato por los derechos de la mujer y la aprobación de la Ley Integral de Violencia de Género, son el contrapunto perfecto para sacar a la superficie el verdadero problema, que no está en sectas satánicas de gente poderosa, sino en el mismo seno de la sociedad y en el poder real. De esta forma, para sobreponerse al poder social "efectivo" no habría que ceder a teoría conspiratorias, sino "romper el control fantasmático" que este ejerce sobre nosotros.

"La distancia cínica y el apoyo total en la fantasía son, por lo tanto, estrictamente codependientes: el típico sujeto hoy es el que, mientras exhibe su cínica desconfianza de toda ideología pública, se permite sin ninguna restricción las fantasías paranoicas sobre conspiraciones, amenazas y formas de goce excesivas en el Otro."